martes, 17 de marzo de 2015

Leyendas Asturianas: La Xana.

 

Leyendas Asturianas: La Xana

Desde El Rincón Asturiano queremos acercaros un poco más la cultura asturiana, esta vez a través de leyendas y mitos. Esta semana hemos seleccionado La Xana, como ser mitológico asturiano.

En todas las mitologías existen bellas mujeres que cantan junto al agua y atraen a los hombres con el hechizo de sus melodías. En este caso, el mito de las fuentes y las ninfas nos lleva a las xanas; pero al contrario que en otras regiones, en las que las mujeres aprovechan su hermosura para condenar a los hombres, en la mayor parte de las historias de xanas estas se presentan como bondadosas; lo que no cambia es la relación de estas mujeres con sus fuentes, cuevas o manantiales, a los que permanecen ligadas, incluso atrapadas, sin poder alejarse. Es por ello que buscan la ayuda de labradores, cazadores y caminantes para liberarse de su atadura.

Por toda Asturias aparecen diferentes variaciones del mito, pero todas las leyendas coinciden en que las xanas son mujeres de larga cabellera rubia, con ojos claros, que ocupan sus días en tejer e hilar urdimbres de oro que amontonan en cestos. La presencia de este metal precioso es constante, puesto que se les atribuye la posesión de auténticos tesoros formados por utensilios cotidianos, los cuales ofrecían como recompensa a sus liberadores.

Otra parte importante de la leyenda de las xanas es su implacable castigo a aquellas personas de mal corazón, que traicionan su confianza o que aceptan ayudarlas y se acobardan en el último momento. Se dice que las xanas requieren una prueba de valor para ser salvarla.

Como ejemplo narramos la historia del Panecillo de los cuatro cuernos; en esta leyenda se cuenta que una xana prometió a un humilde campesino inmensas riquezas a cambio de que la ayudara a romper el sortilegio que la mantenía atada a su fuente. Para ello, el campesino debía guardar en su casa un panecillo de extraña forma, con cuatro abultados picos. El hombre prometió hacerlo, llevó el pan a casa y explicó a su mujer que se haría ricos si conservaban intacto aquel peculiar panecillo. Pasados unos meses, y a pesar de las advertencias de su marido, la mujer empezó a pensar que era estúpido pasar hambre teniendo ese panecillo guardado en un armario. De manera que dió un mordisco a uno de los cuernos del pan y trató de ocultarlo, estirando la masa restante. Sin embargo, mientras hacía esto, del bollo empezó a manar sangre. Esto asustó a la mujer, que volvió a dejar el pan en el armario. 
Pasado un año, el campesino llevó el panecillo a la fuente y lo arrojó al agua. En ese momento, el alimento se convirtió en un hermoso caballo; al cual le faltaba una pata. De modo que el campesino no podía sacar a la xana de allí. Ésta, enfadada, maldice a la mujer del campesino al darse cuenta de que había sido ella quien comió del panecillo de cuatro cuernos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario